3 de julio de 2024
La Dra. Giorgia Miotto, nueva directora general de Blanquerna-URL
Hoy 1 de septiembre, la Dra. Giorgia Miotto asume la dirección general de Blanquerna-URL en substitución del Dr. Andreu Ibarz que concluye su segundo mandato de cinco años.
El nombramiento lo ha hecho el Dr. Salvador Pié, presidente de la Fundación Blanquerna y será la primera vez en la historia de la institución en la que una mujer ocupará la dirección general.
La Dra. Giorgia Miotto nació en Castelfranco, en la región del Véneto (Italia), en 1976. Se licenció en letras y filosofía clásicas (latín y griego) en la Universidad de Padua. Esta formación humanística le facilitó el acceso a trabajar en empresas tecnológicas que buscaban este tipo de perfil. Ha vivido y trabajado en Amsterdam y en Dublín, donde se especializó en marketing. En 2004 vino a vivir a Barcelona. Hasta ahora, ha sido vicedecana de Empresa e Innovación de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-URL, profesora asociada de Business Management y Marketing de la Facultad, y profesora visitante del Departamento de Marketing del Emerson College de Boston. Tiene un Executive MBA por EADA Business School y una amplia experiencia profesional en la gestión de organizaciones. Ha publicado numerosos artículos de investigación de este ámbito en revistas con factor de impacto, especialmente sobre la legitimidad y la ética en las organizaciones.
La Dra. Miotto define así como afronta esta nueva etapa profesional: "Se me propuso un proyecto muy interesante, de futuro sólido, con unos pilares fundamentales y basado en unos valores muy fuertes. Formamos profesionales cualificados, con altas perspectivas de empleabilidad y capaces de tener un impacto positivo en la sociedad. Nuestros retos de futuro serán la internacionalización, la eficiencia en los procesos y la transferencia de conocimiento en el ámbito académico y profesional, siempre en el cumplimiento de los requisitos de calidad definidos por la administración pública ".
En el boletín de Blanquerna del pasado mes de julio, se publicó una entrevista a la Dra. Giorgia Miotto, donde cuenta su trayectoria profesional y los objetivos de los próximos años en la institución.
¿Por qué estudió lenguas clásicas y filosofía?
Era una buena estudiante y mi sueño era descifrar la lineal A, la escritura minoica, y fue profesora de latín y griego en el instituto. Mi profesora de griego y latín en el liceo era una persona autoritaria y difícil de gestionar, pero con una cultura impresionante que nos hizo amar la cultura clásica. Yo venía de una familia emprendedora y de empresa, que estaba convencida de que yo escogería derecho, porque ya entonces me encantaba hablar y debatir. Cuando les dije que había decidido estudiar clásicas se sorprendieron. Sólo me pusieron una condición, que fuera consciente de que tal vez tendría que vivir trabajando de otra cosa, pero teniendo una buena base de literatura, filosofía, etc., que me haría mejor persona. Me apunté y para mí la carrera fue un lujo. Traducía dos horas de latín y dos horas de griego prácticamente cada día. Esto fue el entrenamiento de un deportista que me educó en la disciplina y en el placer de aprender y, sobre todo, me hizo entender que cuanto más estudiaba más asumía que sabía muy poco. Estudié paleografía latina, papirología, epigrafía griega, historia de la miniatura, biblioteconomía clásica, iba a excavar en campos de arqueología en Roma... Fue maravilloso y realmente ha sido el regalo más bonito que me han hecho mis padres.
¿Entonces ya era consciente de que no podría trabajar de esto?
La esperanza siempre estaba pero las opciones eran pocas. Tenía muy claro que era mi oportunidad para hacer realmente lo que me gustaba y me ayudó mucho a crecer como persona. Entonces, durante la carrera hice un año de Erasmus en Amsterdam, en la Vrije Universiteit, y luego volver otra vez a Amsterdam para hacer la tesina en la Universiteit van Amsterdam. Estudiaba el recorrido y los circuitos de comercio de incunables y cinquecentines censurados por su contenido político y moral en Europa a través del análisis de las filigranas del papel y las fechas tópicas de cada edición impresa. Así se podía saber cómo estos libros se habían escapado de la censura política o eclesiástica, y cuáles eran las relaciones entre autores y editores de aquel inicio de la imprenta. Había un fondo en la Biblioteca de Amsterdam, al que podía acceder con un permiso otorgado por mi facultad de Padua y, con mis guantes, cada día podía tocar y estudiar ejemplares únicos y preciosos. Presenté la tesina en el Aula Magna del Bo en Padua, el aula donde impartía clases Galileo Galilei, un lugar maravilloso, fue el día más bonito de mi vida.
Pero volvió a Amsterdam.
Quería hacer mi doctorado allí. Lo probé en diversas facultades, pero no había modo de obtener una beca y no quería depender más de mis padres. El doctorado es largo y era de dedicación exclusiva. Quería trabajar y era un momento muy bueno porque en Holanda había muchas empresas de software que habían establecido su headquarter EMEA allí y buscaban gente de letras, con una base humanística, que hablaran lenguas. Querían perfiles "sin contaminar" para formarlos a su estilo. Y yo hablaba inglés, entendía el holandés y hablaba italiano. Tres empresas me ofrecieron trabajo y, finalmente, escogí Symantec Antivirus. Este tipo de empresa te formaba durante un mes entero, ocho horas cada día, sobre marketing y sobre el producto y la gestión de clientes. Si después de la formación superabas un examen, te hacían un contrato indefinido. Fue muy bien y al poco tiempo era la responsable del departamento de BtoB del norte de África, España, Portugal, Italia, Sudáfrica y Oriente Medio. Así es como entré en marketing. Después de un año y medio decidieron trasladar la empresa a Dublín, comenzaba la Celtic Tiger y las empresas tecnológicas estaban migrando a Irlanda. El director me explicó que querían montar el headquarter EMEA allí -Te estoy hablando de setecientos empleados- y me dijo: "Nos ayudas? Y si te gusta, te quedas a vivir en Dublín? ". Y fui a Dublín y monté mi departamento. Allí ya trabajaba quien después fue mi marido, que es de Badalona.
Esta es la razón por la que vino vivir en Barcelona.
Sí. Vivimos dos años en Dublín, allí trabajé también en IBM. Aprendí muchísimo, pero el clima de Dublín, la lluvia constante, y la falta de luz era difícil de soportar y a mi marido le había salido una buena oportunidad de trabajo en un proyecto entre la UPC e IBM Toronto, así que nos trasladamos a Barcelona. Aquí empecé a trabajar en marketing en Citibank, también una escuela muy dura. Dependían de mí ciento veinte operadores telefónicos que recibían las llamadas del customer service y después debían proponer productos bancarios. Yo llevaba Italia, Portugal y el proyecto de M&A de Diners en Roma, un trabajo muy duro, pero que me formó mucho sobre todo en el ámbito relacionado con los procesos y el control de la gestión. Pero pensé que, si quería dar un paso adelante de verdad, necesitaba un MBA. En 2006, hice el executive MBA, que entonces eran dieciocho meses. Cuando terminé, me propusieron quedarme como directora de comunicación y marketing en EADA. Estuve casi diez años, que fueron muy bonitos e interesantes, yo venía de la empresa multinacional y poder colaborar en un proyecto más pequeño donde mi aportación podía ser más visible fue muy motivador. Además, en ese momento EADA estaba en pleno proceso de internacionalización y de entrada en los rankings. También impartía unas asignaturas en másters y MBA.
Y en 2009 decidió iniciar el doctorado en Blanquerna. ¿Por qué eligió nuestra institución?
Para acceder tuve que hacer el máster en Estrategia y Creatividad Publicitarias; el programa me pareció muy interesante por su equilibrio entre el rigor académico y los conocimientos prácticos. Entonces, en el año 2016, recibí una comunicación de la Facultad y del Ministerio en el que se me informaba que acababa el plazo del doctorado. Me quedaba un año. En EADA pedí la posibilidad de trabajar a tiempo parcial para terminar el doctorado, para mí era muy importante, pero mi posición realmente no permitía compaginar la investigación y la dirección, viajaba mucho y mi hijo tenía dos años. Tomé una decisión muy difícil, dejar un trabajo que amaba para poder empezar mi recorrido más académico. Estuve seis meses sólo escribiendo: iba a la Biblioteca de la Facultad. Josep Rom, que era mi director de tesis, un día me preguntó cómo era posible que pasara tantas horas en la Biblioteca, con mi trabajo. Le expliqué que la había dejado para terminar la tesis. Entonces empecé a hacer unas clases en Blanquerna, después me ofrecieron coordinar las prácticas de Publicidad y, finalmente, el decano me propuso hacer una estancia en el Emerson College de Boston, una experiencia académica y vital inolvidable. A la vuelta me propuso ser vicedecana.
¿Cómo vivió su incorporación en Blanquerna?
A mí me gustaron diferentes cosas. La calidad del máster que había hecho era excepcional, el networking de gente que venía a dar las clases era excelente. El producto era muy bueno. Probablemente por mi formación, me encantó que los primeros dos años de los grados todo el mundo tenía que hacer humanidades, y que en tercero y cuarto tuvieran profesores que ejercen en el mundo profesional: esta combinación de la teoría y la práctica me parece un proyecto muy interesante y muy sólido. Sólo había visto este modelo en EEUU, con los majors y minors, pero nunca en Europa. También me gustó mucho que la base de Blanquerna sean los valores, se respira en la clase.
¿Cómo ve ahora el mundo universitario?
El mundo de la formación superior es cada vez más exigente y creo que, si antes sólo las escuelas de negocios vivían en este contexto tan competitivo, esto se ha acabado, incluso entre las universidades públicas. En el pasado no había competitividad entre universidades; según la proximidad y la nota de corte, los estudiantes se repartían. Ahora, cada institución, para encontrar su espacio en el mercado, se debe diferenciar e identificarse con una propuesta de valor clara y valiosa para los estudiantes, los profesores, las empresas y las organizaciones colaboradoras: debe tener un posicionamiento y una ventaja competitiva sostenible en el tiempo. Además, la universidad no sólo tiene el deber de crear y transferir conocimiento en las aulas, hoy en día tiene la misión de trabajar para resolver los problemas globales de la sociedad y tener un impacto positivo en su entorno.
El tema de mi tesis doctoral es la legitimidad de las instituciones de educación superior relacionada con la ética y la sostenibilidad económica, social y medioambiental. Está demostrado que las universidades gestionadas de manera más ética y que tienen un mayor impacto positivo en la sociedad son las más legitimadas y, consecuentemente, más competitivas.
¿Cómo afronta la decisión de ser directora general de Blanquerna?
Con ilusión y con mucha responsabilidad. También con agradecimiento por la gran oportunidad y confianza que me han otorgado el presidente de la fundación, Dr. Salvador Pié y el Patronato. Se me propuso un proyecto muy interesante, de futuro sólido, con unos pilares fundamentales y basado en unos valores muy fuertes. La idea es que tenemos que competir explicando a todo el mundo por qué tiene tanto valor este proyecto Blanquerna. Seremos competitivos si somos capaces de comunicar bien nuestro propósito: formamos profesionales cualificados, con altas perspectivas de empleabilidad y capaces de tener un impacto positivo en la sociedad. Me presentaron un proyecto donde podíamos crecer mucho en temas que yo domino más: internacionalización, eficiencia en los procesos, gestión de proyectos y refuerzo en el ámbito del marketing y la comunicación.
Mucha gente de Blanquerna no la conoce. ¿Cómo se define, cómo se presentaría?
Yo soy italiana del norte. En el Véneto nos enseñan a levantarnos temprano y con la idea de que el trabajo y el esfuerzo es lo más importante. Soy muy pragmática, pero también soy una persona muy flexible, siempre intento tener en cuenta los puntos de vista de quien ve las cosas de manera diferente, quizá porque he trabajado en muchos lugares y muchos países, en entornos muy diferentes. Yo siempre diré que dos más dos son cuatro, pero encontraremos una solución para que todo el mundo esté a gusto para llegar al objetivo. No diré que con consenso, porque hay que tomar decisiones, pero sí se tomarán las decisiones teniendo en cuenta todos los grupos de interés. A veces las decisiones afectan de manera positiva y otras, a corto plazo, no tanto, por eso se tiene que explicar por qué se toman las decisiones. Intento ser muy razonable y no tomarme nada personalmente, porque el objetivo siempre es el bien de la institución.
¿Su liderazgo será más de gestión?
Espero aportar mi experiencia en gestión para alcanzar los objetivos de la institución. El proyecto educativo Blanquerna es muy sólido, pero debemos innovar en la manera de gestionar con más eficiencia, con el uso de la tecnología y la ayuda de profesionales de cada área. La marca Blanquerna es buena y nuestra reputación es excelente en muchos ámbitos. Pero debemos identificar mejor nuestro posicionamiento en el mercado y ser más relevantes y visibles en los medios de comunicación y en la sociedad en general. Nuestro ideario debe tener un espacio más profundo en nuestra actividad docente y de investigación porque eso nos hace diferentes. Además espero ayudar en el proceso de internacionalización de la institución, clave para el intercambio de estudiantes, pero también muy relevante para las colaboraciones en la investigación y para encontrar nuevas fuentes de financiación.
¿En qué momento está el Plan estratégico?
Tenemos una hoja de ruta que sirve para gestionar prioridades y que pretende ayudar a las personas a compartir objetivos y ejes estratégicos. Debe ser inspirador y ambicioso, pero a la vez realista. Además del Plan estratégico de la Fundación, de cinco años, también tendremos un Plan estratégico de cuatro años en cada facultad. Cada facultad tiene unas cualidades específicas y es necesario tener objetivos y estrategias específicas. En este momento estamos en el proceso de aprobación de los últimos aspectos de los ejes estratégicos. Identificaremos el responsable y en octubre lo implementaremos.
¿Cuáles serán las líneas básicas?
Las áreas estratégicas son la docencia, la investigación, las relaciones externas, la internacionalización y la gestión. Estas áreas estratégicas están enmarcadas en unos aspectos que son los pilares de todo: la identidad Blanquerna, la sostenibilidad económica, la cultura de la responsabilidad y la calidad en el servicio. Unos pilares que se sustentan en el hecho de que Blanquerna es una institución universitaria de inspiración cristiana que trabaja en todo el mundo, es decir, una institución basada en el humanismo cristiano y en la formación integral de futuros profesionales. Las premisas son que las instituciones reguladoras civiles (AQU, ANECA y otras organizaciones internacionales) reconozcan Blanquerna como una institución académica relevante. Lo resumiría en rigor académico, investigación de calidad e impacto, profesionalización en la gestión, personalización y empleabilidad.
De todas estas áreas estratégicas, ¿cuáles son las más relevantes?
Debemos trabajar los planes de estudios para que sean actuales y potenciar los dobles grados, más abiertos y transversales, son una apuesta de futuro porque el mercado los pide. Además hay que potenciar los másteres. El nuevo plan de investigación y estructura de soporte eficiente nos ayudará a mejorar los resultados de nuestra producción científica al servicio de la sociedad. Tenemos que trabajar para que las bibliotecas sean centros de conocimiento al servicio de la docencia y la investigación. Hay que fortalecer la relación con Alumni, establecer una relación proactiva con los medios de comunicación para aumentar nuestra relevancia. En cuanto a la internacionalización, debemos promover el intercambio entre estudiantes, profesorado y PAS optimizando el portfolio en castellano e inglés.
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