La adicción es una enfermedad muy grave, y considerar que un uso inadecuado de las redes sociales es una adicción es demasiado ligero

El Dr. Xavier Carbonell, catedrático e investigador especializado en el ámbito de psicología de las adicciones, junto con la Dra. Tayana Panova, investigadora académica en temas de la psicología, comunicación y nuevas tecnologías, firman el capítulo “Social Media Addiction”, del libro Behavioral Addictions, en Studies in Neuroscience, Psychology and Behavioral Economics. Con motivo de esta publicación, hemos entrevistado al Dr. Carbonell, profesor del ámbito de la psicología de las adicciones de la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte.

¿Somos adictos a las redes sociales?

Nuestra publicación reflexiona sobre la supuesta adicción a las redes sociales. Nosotros defendemos que esta expresión se utiliza demasiado liberalmente. La adicción es una enfermedad muy grave, y considerar que un uso inadecuado o un uso excesivo de las redes sociales es una adicción es técnicamente demasiado ligero.

Entonces el problema radica en el término adicción.

Creemos que es demasiado pronto para utilizar ese término. Aún hace falta una etapa de adaptación a estas redes sociales. Venimos de un mundo donde la comunicación era básicamente cara a cara, y esto está cambiando en todas las esferas y debemos adaptarnos a este nuevo tipo de comunicación.

¿No hay consecuencias de esta nueva forma de comunicarse?

Es interesante estudiar las repercusiones sociales en términos de comunicación, hábitos, autoimagen o autoconcepto que puede dar el uso de las redes sociales, pero no en su adicción. En cambio, sí puede hablarse de adicción a los videojuegos.

¿Las redes sociales son inofensivas?

El uso de las redes sociales puede tener algún tipo de repercusión en la forma en que las personas modulan su imagen y se comunican, en qué servicios en la sociedad pasarán a ser importantes o en cómo evoluciona el concepto de amistad, más que la misma adicción.

¿Existe alguna franja de edad más “afectada” por estas repercusiones?

A todo el mundo le gusta observar a los jóvenes porque son las víctimas propiciatorias, pero el cambio de estilos de comunicación afecta a todas las edades y capas sociales. Cuanto más usemos estos medios digitales, más cambios tendremos. Por poner un ejemplo fácil, a los abuelos les encanta tener fotos de sus nietos. Si antes la comunicación era hablando, cara a cara, con abrazos, palabras cariñosas, etcétera, y después pasamos a las conversaciones telefónicas, ahora utilizan el WhatsApp. O sea que esta revolución está llegando a todas partes, con mayor o menor intensidad.

¿Ha cambiado nuestra forma de relacionarnos?

Lo que está cambiando es el tipo de habilidades que se están utilizando. De todas formas, posiblemente muy pronto, todo esto se desvanecerá, porque con el metaverso el concepto de red social quedará sobrepasado. El tema es que estos cambios conllevan efectos positivos y algunos negativos. Las redes sociales solamente recogen y reflejan cómo estamos viviendo. Vivimos diferente, y esto hace que la comunicación sea diferente, al igual que cambia la alimentación y otras muchas cosas. A algunas personas les comportará cambios positivos, y otras, negativos.

¿Existe un manual de buenas prácticas en el uso de las redes?

El concepto de redes sociales es muy ambiguo. Cuando hablamos de redes hay gente que tiene en la cabeza Instagram, otras piensan en LinkedIn y otras en TikTok. Por ejemplo, entre los científicos está de moda el ResearchGate. Cada red alcanza más una franja de edad y un nivel cultural, lo que hace que cada una requiera un acercamiento y un tratamiento diferente.