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"El nuevo grado en Digital Media permitirá trabajar en lugares que aún no tienen nombre pero que son necesidades reales"

"El nuevo grado en Digital Media permitirá trabajar en lugares que aún no tienen nombre pero que son necesidades reales"

5 de diciembre de 2019

Blanquerna ofrecerá, de cara al próximo curso, el nuevo grado en Digital Media (Comunicación Digital), enfocado a las necesidades de un nuevo entorno profesional.

El Dr. Josep Lluís Micó, catedrático y vicedecano académico de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales, y el Dr. Albert Sáez, director del nuevo grado, han diseñado este título, que tendrá una sólida formación en comunicación y humanidades. Es desde este ámbito de la comunicación y las humanidades, según dice Micó, que hay que aproximar los nuevos estudiantes a la tecnología, la analítica de datos y los entornos digitales.

¿Por qué, este nuevo grado?
Para entender este grado debemos pensar en los perfiles de salida, en todos los cambios que se han producido en muy poco tiempo en el sector de la comunicación, que son muchos y muy profundos. Por la dinámica de todas las universidades, cuesta mucho adaptarse a estos cambios que tienen lugar en la industria, en el sector. Quien se matricule en el grado en Digital Media, al acabar los estudios, estará preparado para trabajar en lugares que hoy tal vez no tienen ni nombre, pero son necesidades reales. Las empresas necesitan gente que sea capaz de pensar, producir, gestionar y mover contenidos de todo tipo, no sólo en los medios tradicionales y según los procesos convencionales, sino también en los espacios y las plataformas que dominan ahora (como las redes sociales y los dispositivos móviles) y los que vendrán (como la Internet de las cosas, la realidad virtual, etc.). No se trata de hacer una especie de ingeniería de bajo nivel, sino de formar profesionales de la comunicación que estén familiarizados con todos estos sistemas de la cuarta revolución industrial y que conozcan el mismo idioma que hablan los informáticos, los ingenieros, los desarrolladores, etc.

Por lo tanto, habrá una parte mucho más técnica que hasta ahora no existía en los estudios de comunicación.
Como todos los grados de comunicación de la Facultad, este tiene unos cimientos de humanidades y ciencias sociales que consideramos necesarios para que así lo dice también el sector cuando nos ofrece trabajo o prácticas para nuestros estudiantes o graduados: esta base es irrenunciable. Asimismo, existe la base de comunicación especialmente orientada hacia estas herramientas y plataformas que comentaba anteriormente, pero también se adentra en disciplinas o parcelas que hasta ahora ningún grado de comunicación de ningún centro había incorporado en sus planes de estudio, porque no eran necesarios. Así, pues, si ahora, para moverse en este entorno, es imprescindible saber qué es el Big Data y cómo se trabaja con grandes volúmenes de datos, esto es lo que tendremos que enseñar. Si hasta ahora la analítica o la ciencia de los datos era un complemento muy recomendable, pero no dejaba de ser un complemento, ahora formará parte de la esencia de este trabajo. Lo mismo ocurre con una introducción a los lenguajes de programación después de haber hecho matemáticas orientadas a las ciencias sociales.

Estamos hablando de un perfil que todavía no existe. ¿Qué perfil tiene el estudiante que querrá hacer este nuevo grado?
Este grado formará a los estudiantes de una manera más transversal, porque ocurre algo similar a lo que en su momento pasó con la comunicación audiovisual. La formación no estará orientada a ejercer una única profesión (como ocurre, por ejemplo, en Medicina o Veterinaria), sino que es un grado que formará para trabajar en un entorno. No hay ninguna empresa o institución en el mundo que no tenga necesidades comunicativas. Y estas necesidades comunicativas son especialmente relevantes en el entorno digital. Los profesionales que hasta ahora se han ocupado de estas tareas tienen carencias, algunas muy profundas, porque han sido formados para otro contexto. Así, los que son matemáticos o físicos y dominan mucho la analítica y los datos quizás no dominan la comunicación, y los que sólo dominan la comunicación no están preparados para entrar en profundidad en este entorno. Por ello, de cara a este grado, hacemos esta fusión en la que la base, fundamentalmente, es de comunicación. Además, hay otros elementos que, como decía antes, tal vez eran característicos de másteres muy avanzados o de cursos muy específicos, pero aquí ya forman parte de la esencia de la formación, para que las empresas lo necesitan.

Como cuando la Facultad introdujo la comunicación corporativa al grado en Periodismo.
Lo hicimos para reflejar la realidad del sector. Nosotros teníamos una carrera con una denominación concreta, pero casi la mitad de los graduados que salían no ejercían el periodismo en los medios de comunicación. Hacían un trabajo que nadie mejor que los periodistas puede hacer, pero a otro tipo de empresa y con otro objetivo. Podríamos haber mantenido la denominación clásica, pero nos parecía casi un ejercicio, si no de hipocresía, de un cierto cinismo. Porque imaginemos que, en Medicina, un porcentaje muy elevado de los graduados y de la gente que supera el MIR no trabajara más de médico. O que, Arquitectura, la mayoría de los graduados no acabaran haciendo de arquitectos. Quizás deberíamos replantearnos los estudios o la denominación, porque la denominación orienta la gente interesada en estudiar estas carreras con respecto a las salidas. Incorporamos la comunicación corporativa y gradualmente lo han ido haciendo otras universidades. El mercado ha avalado este cambio porque, reitero, lo que quería era gente que se parecía mucho a los periodistas, pero no necesariamente gente que salía de la carrera pensando que debían trabajar en los medios de comunicación haciendo el periodismo de siempre.


¿En qué lugar queda, ahora, el periodismo?
El periodismo, por suerte, no se mueve del lugar donde siempre ha estado. Lo que pasa es que el paisaje ha cambiado mucho. Es decir, se siguen necesitando profesionales que averigüen qué es realmente importante y útil para la sociedad, que den la forma adecuada para que la opinión pública adquiera un conocimiento más profundo y amplio de la sociedad en la que vivo y tome decisiones más maduras. Absolutamente, sí. ¿Quién ha hecho esto históricamente? Los periodistas. Quién creemos que lo debe seguir haciendo en un futuro? Absolutamente, los periodistas.

Y ¿cuál es el futuro?
Es que es más necesario que nunca. Ante un entorno que cambia a una velocidad inusitada, necesita profesionales que lo filtren. En un universo de fake news, de postrealidad, de empresas e instituciones que comunican sin intermediarios (y que está muy bien que lo hagan), ¿cómo puede no ser necesario el perfil de alguien que tenga una visión de conjunto, que lo filtre y que lo oriente?

Hay un cierto descrédito del periodismo.
Sí, pero cuando se habla de la crisis del periodismo se olvida que lo que está en crisis son determinados medios y determinadas maneras de hacer periodismo. Si el concepto que tenemos ahora es el mismo que teníamos cuando estudiamos nosotros, o cuando empezamos a trabajar, quiere decir que estamos fuera del mercado y de la realidad. Por ejemplo, un médico de ahora no tiene nada que ver con un médico de principios del siglo pasado. Su objetivo es el mismo (preservar la salud de las personas y, si enferman, curarlas), pero las herramientas con las que trabajan y, incluso, las amenazas a las que se enfrentan son muy diferentes. Hemos ganado en calidad de vida y las sociedades son más avanzadas, y esto tiene repercusiones tanto en la salud física como en la salud democrática, social y cultural. Así, como puede no ser necesario un tipo de profesional que tenga la formación y el tiempo para filtrar todo lo que pasa en el mundo? Un ciudadano particular no lo puede hacer.

¿Cómo se elige un medio fiable? ¿Cómo decides que este medio es periodísticamente el mejor?
Cada vez está más de moda que haya sellos o validaciones de calidad que afectan a los medios, las noticias, etc. Son estándares que, más en el periodismo anglosajón que aquí, se aplican siguiendo una serie de baremos. Ahora, sin llegar a estos extremos, si tenemos una sociedad que es capaz de ver que no siempre preguntas las mismas cosas a los mismos, que ante un mismo problema, ofertas diferentes puntos de vista, que los valores, los principios o la línea editorial sobre la que descansa todo el trabajo de un medio de comunicación manifiestan un respeto evidente hacia los derechos fundamentales y las libertades públicas ... sólo con eso ya tienes muchísimas garantías. Después, tú quizás eres del Barça y yo, del Madrid, o quizás tu eres más conservadora y yo, en cambio, más progresista, pero lo que hay que pedir es esa honradez. Ser transparente en tantos procesos como sea posible.

Y hacia dónde vamos con todos estos cambios de la comunicación y de los perfiles de los comunicadores? Porque no dejarán de ser comunicadores. Hacia qué sociedad vamos?
Hacia el cambio permanente. Dudo que, de la noche a la mañana, se instaure un nuevo paradigma que sustituya todos los precedentes, tal como ocurrió, por ejemplo, en las anteriores revoluciones industriales. La primera revolución industrial, la de la mecanización de la producción, supuso una fractura drástica en toda la sociedad y en todas las dimensiones de la sociedad. La segunda, con la electricidad, y la tercera, con la digitalización, ya introdujeron cambios más graduales y nos acostumbraron a no dormirnos en nuestra parcela, porque yo creo que esto sólo puede acelerar. Como antes te familiarices con este nuevo entorno, antes verás que la robótica no es una amenaza y que la inteligencia artificial no te viene a sustituir. Sencillamente, son nuevos agentes que tienes que saber integrar. Y, como evolucionarán constantemente, tú también lo tienes que hacer. Esto no debería generar angustia.

Usted no es apocalíptico.
Intento estar informado. No puedes ser apocalíptico si estás informado.

¿No es una amenaza?
Lo es para la gente que mantiene la mentalidad de otro siglo. Pero, para alguien medianamente inquieto o comprometido con su trabajo, con la sociedad y con su deber como profesional, hablando del periodismo, los medios del sector de la comunicación, no debe ser ninguna amenaza. Al contrario: es un estímulo. Todas aquellas tareas aburridas y repetitivas que no quiere hacer nadie ahora las hacen las máquinas.

Lo decía en el sentido de la comunicación, del panorama de las fake news. Cada vez es más difícil encontrar un medio serio, sin intereses ...
Cuantas más fake news haya, más sentido tiene apostar por una carrera de periodismo fuerte. Porque cuanto más enfermedades hay, más necesario es el médico. Las fake news son claramente enfermedades de las sociedades democráticas y de derecho. Dios-hay-do, como puede ayudar, un buen periodista, a resolver este virus. En el caso del periodismo y en el caso de la comunicación digital, también contribuirán a analizar la información...

Serán quienes analizarán estadísticas y crearán estrategias, y no siempre, necesariamente, con buena intención.
Creo, sin embargo, que no lo tenemos que plantear en términos de buenos y malos. No hay antagonismos. Es muy lícito que una empresa o una institución quiera tener más visibilidad, quiera saber de dónde le vienen las visitas, quiera obtener información para proporcionar un mejor servicio, quiera introducir tecnología para ahorrarse dinero en algunas cosas e invertirlos en otras ámbitos... Todo esto es fantástico. Y, para ello, se necesitan buenos profesionales de este entorno. Es tan importante que incluso lo necesitan los medios de comunicación. Los medios no sólo deben hacer el mejor periodismo posible. Es decir, si yo hago el mejor periodismo posible pero no utilizo las herramientas adecuadas para que tenga máxima visibilidad, mi servicio se queda cojo. Por este motivo son complementarios, y no antagonistas. Viven en el mismo ecosistema y cada uno tiene sus funciones. A veces están muy cerca, otras veces unos hacen los trabajos de los demás y el mercado lo acaba resituando. Y, cuando digo mercado, no lo digo con esta visión descarnada del ultraliberalismo. Lo digo con la naturalidad con que se comportan los agentes sociales.

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