18 de mayo de 2021
Estados (des)Unidos de América ante la cita del 3N
Dos especialistas analizan el complejo panorama político de Estados Unidos, justo antes del estallido de las protestas, en un webinar organizado por el Diploma de Especialización Universitaria en Comunicación y Política en los Estados Unidos de América
“La división que hoy vive la sociedad estadounidense arranca, aunque pueda parecer paradójico, en el final de la era George W. Bush y, particularmente, la victoria de Barack Obama, el primer afroamericano que consiguió llegar a la Casa Blanca y que llegó con un mensaje de unidad para superar precisamente una era, la “era Bush”. Con esta afirmación de Gustau Alegret (@GustauAlegret), periodista internacional que trabaja en Washington DC, donde ejerce como director de noticias en EEUU para el canal internacional NTN24, comenzó el webinar organizado por el nuevo Diploma de Especialización Universitaria en Comunicación y Política en los Estados Unidos de América para conversar sobre las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre.
Primero, la política
Obama consiguió una victoria histórica en el año 2008 con 365 votos del Colegio Electoral contra los 173 que consiguió el candidato republicano John McCain. “Las guerras de Irak y Afganistán dejaban cifras que golpeaban cada vez que los medios recordaban los muertos. Gallup, en el final de la era Bush, nos recuerda que el entonces presidente republicano tenía una popularidad del 25 por ciento, una cifra extraordinariamente baja. Bush había conseguido niveles de aprobación del 90 por ciento por su gestión tras los atentados del 11 de septiembre. Esa sombra de Bush, de la cual no se pudo librar John McCain entonces, marcaba el inicio de una era que, en la América profunda y sobre todo en la América WASP (la White Anglo-Saxon Protestant), vieron como una amenaza”, explicó Alegret. Esto en política.
Después, los números
En economía, el desempleo en el año 2008 superaba la cifra del 6 por ciento: “Un seis y medio en Estados Unidos es muy alto, y luego subió más con la crisis económica que vino en el año 2008 y 2009, y a partir de allí, la recuperación a la que tuvo que hacer frente la administración Obama. Había 10 millones de desempleados y el mes anterior a las elecciones 600.000 personas perdieron su trabajo. Eso afectaba a la clase media estadounidense que ya había venido deteriorándose y que veía también a la globalización y a los tratados de libre comercio como el gran enemigo por el que había apostado la administración Obama. Y por eso, cuando pasan los primeros cuatro años, Obama pierde fuelle, gana su reelección pero pierde fuelle; perdió, en el 2012, cuatro millones de votos”, contextualizó Alegret.
Directo al corazón
“Para entender la división, la desunión actual de los Estados Unidos, hay que entender lo que a mí me parece que los ultraconservadores han acertado más y mejor, que es hablarle al corazón de los norteamericanos”, aseguró, por su parte, el asesor de comunicación y consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí (@antonigr), fundador y director de Ideograma. Una segunda consideración tiene que ver con la irrupción digital: “Facebook, en 2005. Las primeras elecciones de 2008 de Barack Obama son las primeras elecciones digitales. Twitter, en 2006. Es en ese momento cuando se produce un cambio en las maneras de comunicar y de hacer campaña electoral, donde la cultura digital y las campañas digitales empiezan a generar un elemento perverso, que estamos viendo actualmente, y es que la gran conversación cada vez está más polarizada”. Existe, también, una tercera consideración, relacionada con una desconexión con elementos culturales profundos de los EE.UU.: “Esa semilla, de una cierta arrogancia hacia los elementos culturales tradicionales de los norteamericanos, hoy se ha convertido en la poderosa energía que puede llevar a Donald Trump a una victoria importante”.
“Para entender esta división de hoy hay que entender las semillas del ayer, y buena parte de esas semillas tienen que ver con la desconexión emocional, con la ruptura digital y, también, con esta desconexión cultural”, añadió Gutiérrez-Rubí.
¿Una victoria de Trump o una derrota de Hillary?
Los ponentes analizaron por qué los estadounidenses votaron por Donald Trump o por qué no se movilizaron por Hillary Clinton en las elecciones que llevaron a Trump a la Casa Blanca. Alegret señaló que “Clinton ganó abrumadoramente el voto popular, una ventaja de más de dos millones y medio de votos, que es similar a la victoria de Barack Obama en su reelección en el año 2012. Trump ganó las elecciones gracias al sistema electoral en Estados Unidos, que es un sistema indirecto por el que tú votas para elegir los miembros del colegio electoral que te van a dar esos votos hasta conseguir los 270. Y Trump ganó las elecciones gracias al voto blanco, pero no solo al voto blanco. Mantuvo la alianza de votantes que han sustentado tradicionalmente las victorias republicanas, votantes conservadores blancos, del sur y oeste del país, y a ellos se unieron millones de votantes del medio oeste”. También había clase media trabajadora, “que se volcaron en esas elecciones y que –importante–, miles de ellos no habían acudido a unas elecciones anteriores y que en esas sí decidieron movilizarse”.
En el año 2016, apuntó Alegret, tomando una frase de la consultora demócrata Mandy Grunwald, “el deseo de cambio fue mayor que el miedo a Donald Trump, que el miedo al riesgo”.
Cocktail explosivo
El viraje ideológico del Partido Republicano, las primarias del Partido Demócrata y la carrera hacia la convención demócrata para obtener la nominación del partido fueron algunos de los asuntos que se trataron. Durante el debate, se habló del llamado efecto “Rally round the flag” y la COVID-19 en el liderazgo de Trump. “Las primarias se han visto afectadas por la pandemia y la pandemia lo marca todo”, aseguró Alegret. Según Gutiérrez-Rubí, “es cierto que a Donald Trump la evolución de la pandemia y sus declaraciones absolutamente inoportunas, sus errores en la gestión de la misma, le dejan en una situación complicada, pero también le pone en el centro permanentemente; todos los días hay que ver qué está diciendo el presidente o qué está diciendo el Gobierno en relación con la pandemia y, por lo tanto, eso le da una gran centralidad”. Para Alegret, “la pandemia es hoy un elemento disruptivo que cambia la estrategia de Trump y cambia la estrategia de [Joe] Biden. Trump goza del podio que le ofrece la presidencia y eso hace que él vaya aprovechando mejor el contexto de la pandemia”.
El acto, que contó con un centenar de inscritos, estuvo conducido por la Dra. Elena Yeste (@yeste_elena), periodista y profesora en la Universitat Ramon Llull y Directora del Diploma de Especialización Universitaria en Comunicación y Política en EE.UU. Tres alumnos del Máster Universitario en Comunicación Política y Social de la edición 2019-2020 protagonizaron el posterior debate con los ponentes y varios asistentes formularon preguntas. Entre otras cuestiones, se comentó acerca de la técnica del Geofencing, la potente arma electoral de Trump.
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